Si bien es cierto se espera celeridad y eficiencia en la vacunación bajo la administración de Guillermo Lasso, el éxito depende en buena parte de las compras y negociaciones realizadas por el actual gobierno.
En una reciente entrevista con la cadena NTN24, la vicepresidenta María Alejandra Muñoz recordó que, así como al presente gobierno le correspondió cerrar acuerdos con los laboratorios, el nuevo régimen deberá enfocarse en la distribución. “Por un lado son las negociaciones y la provisión de las vacunas y, por otro lado, está la ejecución”, dijo.
El presidente Lenin Moreno asegura que tiene 20 millones de dosis negociadas, pero Muñoz explicó que “el gobierno entrante debe hacer el mayor esfuerzo para que los cronogramas se cumplan y que vengan realmente la cantidad de vacunas que se necesitan para poder acelerar la vacunación”.
Y es que los laboratorios suelen incumplir con las fechas pactadas. Por ejemplo, Moreno anunció en diciembre que había llegado a un acuerdo con Pfizer para la entrega de 2 millones de vacunas, pero entre enero y febrero apenas llegaron 42.190 dosis. El primer cargamento relativamente grande de la farmacéutica recién arribó en marzo, por eso el ejecutivo debió activar un plan B e incorporar al laboratorio chino Sinovac, que se comprometió a despachar casi inmediatamente dos millones de unidades.
El equipo de Lasso ha diseñado una plataforma que busca alcanzar a 9 millones de personas en los primeros cien días. “Tenemos sectorizados 300 centro de salud públicos para que se dediquen a vacunas a 30 pacientes por día por cada centro. Estamos listos para empezar”, escribió en su cuenta de Twitter el vicepresidente electo Alfredo Borrero, quien es médico de profesión.
Pero según lo estipulado en el “Plan Vacunarse” para cuando Lasso y Borrero asuman contarán apenas con algo más de 900.000 vacunas para ese mes de junio. Si el dispositivo avanza según el ritmo ofrecido, las dosis se habrán agotado en los primeros 10 días del mes.
El cronograma que hereda Lasso señala una entrega de 6 millones de dosis en el mes de julio de parte de la iniciativa Covax. Luego se estiman casi 9 millones más de otros laboratorios hasta septiembre. El nuevo gobierno podría intentar negociar un adelanto del cargamento para que arribe en junio, pero existe una enorme presión en el mercado global y casi todos los países de la región han sido atendidos con retraso.
De hecho, el vaivén de la distribución ha roto los esquemas de la lógica: México empezó la vacunación en diciembre y hasta mediados de abril apenas había atendido al 5% de su población. Uruguay arrancó el 1 de marzo y cerrará abril con más del 40% de su población inoculada. Claro que el número de dosis aplicadas por México es 10 veces mayor, pero su población es 37 veces más grande que la del país sudamericano.
En todo caso, el volumen negociado por Moreno alcanzaría para cubrir a menos del 60% de los ecuatorianos. Y si sus estimaciones son correctas, antes de dejar Carondelet habrán aplicado la cuarta parte de las dosis compradas. Eso quiere decir que Lasso deberá salir al mercado a adquirir varios millones de vacunas apenas se posesione.
No es la primera vez que el presidente electo trabaja contrarreloj ofreciendo soluciones emergentes en salud. Hace exactamente un año su iniciativa Salvar Vidas llegó a varios miles de personas de escasos recursos con ventiladores y otros insumos necesarios para enfrentar el Covid. Borrero, que cuenta con un diplomado en administración de salud por la universidad de Harvard, observó de cerca la vacunación en Estados Unidos en el mes de marzo y asegura que hay experiencias replicables que pueden hacer el proceso mucho más expedito en Ecuador.